MEMORIA EDIFICIO TORRE DEL ESTE

MEMORIA DE PROYECTO

Edificio de Departamentos TORRE DEL ESTE - Concepción

 

El edificio se ubica en la vereda norte de la avda. Chacabuco entre Castellón y Tucapel de la ciudad de Concepción. El terreno consideraba un frente de 15 mts y un fondo de 32 mts, en sentido norte sur. El sector se caracteriza por estar en renovación del uso del suelo, de vivienda individual a edificación colectiva en altura, y por la presencia arquitectónica de volúmenes de alturas no superiores a 5 pisos, con formalidades y materialidades diversas y poco homogéneas, muy propias de la arquitectura inmobiliaria y comercial de los años 80.

El encargo se basó en el desarrollo de un edificio de departamentos, solicitándose obtener el máximo de cabida ocupacional, propio del destino inmobiliario comercial de este edificio, lo que suponía un desafío no menor ante las restricciones que imponía el plan regulador vigente en ese momento, y que en síntesis, limitaban el desarrollo en altura de las edificaciones colectivas en desproporción al alto costo de los terrenos del sector.  El desarrollo del proyecto coincidió con el periodo de cambio del Plan Regulador Comunal de Concepción, lo que obligó a asumir una estrategia proyectual para lograr la mejor ocupación volumétrica y la fusión e integración de ambas regulaciones sin afectar la propuesta final del edificio.

Desarrollada la estrategia proyectual, y amparados en los estudios de proyección de sombras, se logró en este terreno menor, proyectar en una primera etapa un edificio de 11 pisos, bajo la regulación el Plan Regulador antiguo, para luego de la aprobación del nuevo Plan Regulador, hoy en vigencia, generar una ampliación desde el piso 11 al 17. Las áreas de subterráneos, 3 niveles, destinadas a estacionamientos, se habían proyectado en la primera etapa, considerando la cabida de unidades de la futura ampliación.

Considerando lo anterior, la propuesta se planteo en el ámbito de que edificio entregar a la ciudad. La visualización de un volumen distinto, donde la proporción de su ancho, 7,25 mts, con respecto a la altura de 17 pisos y 44 mts de altura, generaba un cuerpo arquitectónico de una esbeltez y simpleza que debía resolverse de manera clara y contundente. La resolución arquitectónica debía conjugarse con los requerimientos inmobiliarios y asumir ambos el desarrollo de una propuesta distinta, que provocara y explorara en el comportamiento, memoria y aceptación del potencial usuario y de la ciudad. Esta postura de provocar, llamar la atención, dar valor al diseño, se une al planteo de querer pertenecer o entrar en la continuidad, como pieza urbana de la red de edificaciones que definieron a Concepción como ciudad de arquitectura Moderna, experimental e innovadora, de los años 60 y 70, donde la búsqueda por establecer mensajes arquitectónicos basados en la veracidad de las formas y las materialidades, donde la simpleza y austeridad de sus fachadas, así como, el desafío de establecer color en una ciudad gris, han  marcado gran parte de la historia arquitectónica de nuestra ciudad, historia que recién comienza a valorizarse.

El primer objetivo, fue proyectar un edificio de carácter flexible, en el desarrollo de las plantas de ocupación. En oposición a la seriación y repetición racionalista de la unidad familiar tipo, se plantea la variación razonable como respuesta a los nuevos modos contemporáneos de habitar. Se proponen organizaciones de departamentos flexibles y adaptables, en superficie y programa. Se trata de propiciar la identidad que cada habitante vuelca en su hábitat, facilitando la adecuación a un funcionamiento requerido e incorporando en lo posible los cambios y solicitudes de la demanda actual, donde se privilegien los valores del espacio habitable: el máximo de superficie y de luz natural, así como las adecuadas instalaciones de confort y las mejores vistas. Lo anterior se desarrolló conjugando, desde el inicio la propuesta arquitectónica y la resolución estructural que diera factibilidad a este concepto

El segundo objetivo, y producto de la propuesta anterior que generaba una diversidad en la exteriorización de los recintos, se planteo en como proyectar las caras, imagen arquitectónica urbana, de este cuerpo evitando la proliferación de formas y desfases resultantes del espacio interior.  Se resolvió este desafío entendiendo que debía potenciarse y valorizarse la simpleza del volumen proyectado, por tanto, las fachadas debían corresponder a esta premisa, lo que se obtenía definiendo cuerpos y líneas gruesas que en composición y conjugación de sus planos, enmarcaciones, colores y materialidades  reflejaran un sentido ce trama compuesta y unitaria, de rápida comprensión y lectura a escala urbana, desprendiéndose del concepto habitual de composición, la unidad por sobre la totalidad.